sábado, 26 de enero de 2013


Todas vivimos con la esperanza de que algún día el amor de nuestra vida aparezca y nos diga que nos ama, que ha estado esperando todo el tiempo por nosotras. Ansiamos que ese alguien venga y nos bese inesperadamente, y que como en las películas, después del típico guantazo, volvamos a besarle como si se nos acabase el mundo. Vivimos con la esperanza de que alguien nos quiera por lo que somos, por lo que tenemos, o puede que tengamos en un futuro. Que nos quiera con nuestros defectos, y virtudes, más por los defectos; que nos sonría y nos diga: “Eres la única mujer de mi vida. No podría dejarte escapar” y que esas palabras fuesen de verdad. Que las promesas que nos hiciese no se las llevase el viento, que fuese un amor puro, fiel, sincero, y completamente pasional. 
Vivimos con la esperanza de que alguien venga a por nosotras. No debe ser necesariamente un príncipe…pero yo os prometo que ese que vaya a por vosotras, será VUESTRO príncipe.

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