domingo, 31 de marzo de 2013


Podría echarle las culpas a Dios, al destino, o al tiempo, que no haya podido verte. Podría negarme que ha sido simple coincidencia, y que es solo la tentación por joderme. Podría echarme las culpas a mí, o quizás a mi suerte, o al karma, o a mi supuesto ángel de la guarda que prefirió que me quedase resguardada de tu mirada. 
Podría echarle las culpas al cielo de que en este día infinito, no haya podido ver tu rostro.
Podría echarle las culpas, o simplemente hacer de las culpas el olvido, y dar gracias por poder, aún, imaginarte conmigo.


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